Aquí estoy de nuevo. Estas croquetas las hice casi por casualidad. Iba a hacerlas de espinacas congeladas y, al ver un paquete de espárragos trigueros, decidí probar a ver qué tal. Fue un "a ver qué tal" bueno porque a todos les gustaron, ¿cómo hice la bechamel? Os diré que, puesto que eran espárragos en trozos, lo único fue añadir un puñado a la bechamel que estaba casi lista. Ni siquiera le hice foto... Os voy a poner los ingredientes aproximados:
50grs de harina
Medio litro de leche
Un puñado de espárragos
Dos quesitos en porciones
Aceite y sal
Para empanar
Huevo batido
Pan rallado
Copos de avena
Como veis en las fotos, mezclé el pan rallado con un puñado de avena. En el momento de liar las croquetas, después de pasarlas por huevo batido, los copos de avena y el pan rallado se "ajuntan" y forman un rebozado muy rico. Es una opción graciosa que podéis animaros a probar.
Respecto a la bechamel, como os dije, doramos la harina ligeramente y, fuera del fuego, vamos añadiendo la leche sin dejar de remover. Volvemos al fuego y llevamos a una ebullición suave que debe durar unos 20 minutos para que la bechamel no sepa a harina. Por la mitad, añadimos el puñado de espárragos que hemos dejado descongelar. No nos preocupamos mucho de que se deshagan o no, más bien quedan enteritos. Al final, rectificamos de sal e incorporamos los quesitos. Dejamos enfríar y ya podemos empanar nuestras croquetas. Me parece que he escrito esto de la bechamel mil veces...
Se pueden acompañar con patatas y huevos fritos, unas setas,... o en plan más ligero: con una ensalada. Esto era lo clásico en casa de mi madre. Os animo a probarlas, si os gustan los espárragos. En cuanto al rebozado, pues un poco lo mismo. A mí la avena me gusta.
En caso de usar espárragos frescos, trigueros claro, creo que sería bueno dorarlos en daditos al principio y después añadir la harina. Ya os digo que estos eran congelados. Les gustaron a todos estas croquetas que no sé si repetiré porque siempre ando buscando novedades... Es lo que tiene ser bloguera. Os echo de menos pero, una vez que te acostumbras, no encender el ordenador es una gozada. Da una pereza ponerse a trabajar tremenda. Volveré cuando buenamente pueda, tengo unos días muy liosos, con muchas cosas. En tanto, os deseo a todos buenas tardes, a poder ser de playa.
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