Tenía ganas de contaros cómo hago el cordero asado porque me suele salir muy rico. Hago un pollo asado parecido, más de diario, pero el cordero así me encanta. Suelo comprar una paleta. Este año trajo Tono una paleta y una pierna -lo que es la pata trasera-. En casa parece que tienen miedo de quedarse con hambre porque trajeron también medio pollo troceado que asé aparte. Son muy cansinos.
Bueno, pongo el cordero en una fuente de horno. lo pinto con un poco de aceite de oliva y le pongo un suspiro de romero y tomillo. Una pizca de cada, queda aromático pero no dices: sabe a esto o aquello. Pongo también en la fuente dos dientes de ajo sin pelar y dos hojas de laurel. En una taza de té pongo agua y dos dedos de vino blanco. El resto todo agua. Y lo pongo en el fondo de la fuente.
A mayores, en la misma fuente aso una berenjena lavada y pinchada y unos pimientos. Como no tengo horno de leña... pues me permito estas licencias poéticas. Se va asando todo a unos 180º, mojando con agua el fondo de la fuente si se seca. El cordero no debe estar seco y se va haciendo lentamente. Si vemos que se dora mucho, pues bajamos a 150º.
Cuando ha pasado como una hora, podemos retirar los pimientos y la berenjena. Los primeros se pueden pelar o, si están muy calientes, ir tomándolos directamente y se quita la piel sobre la marcha. Sale bien. La berenjena la abro al medio, chafo los ajos del asado y le pongo aceite y sal. Removemos la pulpa, que está muy tierna y listo. A mí así hecha me encanta.
Bueno, el cordero, una vez que sacamos las hortalizas, lo dejamos unos 20-30 minutos más. Que esté muy tierno y se despegue bien del hueso. Y veis en estas fotos que hice unas tortas de pan ácimo -sin levadura- aunque no lo tomamos el Jueves Santo sino el Domingo de Ramos porque así nos lo pidió mi hijo que se iba de viaje. Dichoso él. Las fotos no es que sean magníficas pero os hacéis una idea de cómo fue la comida que, os digo de verdad, nos entusiasmó. Más la paletilla, también hay que decirlo. Queda más tierna, y la pata trasera estaba muy rica, pero la paletilla era un poema. Un poema de amor.