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lunes, 17 de diciembre de 2018

Ramen de pollo


   El más joven de mis hijos me estaba pidiendo ramen desde hacía unos días... A mí me gusta y me va la marcha en este sentido pero le dije: Vamos a hacerlo con pollo asado en vez de cerdo. Si no varío, parece que me da algo. Y bueno, os voy a contar porque fue rico y divertido, con variantes. Lo mejor: que había caldo limpio en la nevera y no hubo que hacerlo... Ni pastilla de caldo ni nada. 



   Lo primero con lo que hay que contar para hacer el ramen, a mi entender, es con un trozo de jengibre fresco. Si no, no sabe. Así pues, el pollo lo puse en el pincho con una cama de:

Una zanahoria
Un puerro
Un trocito de jengibre pelado cortado en cuatro
Tres cucharadas de salsa de soja
Dos cucharadas de miel
Sal

   Salamos por dentro y por fuera el pollo antes de ir a la fuente. La cama la hacemos con las hortalizas cortadas y mezclamos en una taza la miel y la salsa de soja. Con esto bañamos el pollo, que entra en parte por el pescuezo, baña la piel y lo que cae en las hortalizas queda allí. 

   Lo llevamos al horno como cualquier pollo, según el peso, a 180º alrededor de una hora salvo que sea muy grande que puede tardar algo más. Eso en hornos corrientes. Deciros que el "pincho" es un assador de frango que compré en Portugal. No hace ninguna falta. Se dora mejor, sí, pero los sabores del "lecho" se le pegan menos. En todo caso, quedó un pollo asado estilo oriental francamente rico. Si os gusta el jengibre, claro. Pero bueno, no sabe tanto a jengibre. Un consejo interesante es poner el horno a tope de calor y bajarlo a 180º en el momento de meter el pollo. Tengo una amiga que tiene un horno que hace y piensa por ella, hasta le da las buenas tardes. Yo os hablo siempre de un horno de los normales de toda la vida. 



   Necesitamos también dos o tres huevos duros, que cocemos doce minutos en agua, y pasta de arroz. Yo esta vez usé unos tallarines que compré en Mercadona y me encantan. No son baratísimos pero con medio paquete llega para una comida tipo ramen. Era el día de la Purísima así que mi marido puso una bandera al pobre pollo para disimular la ausencia de cabeza. La verdad, en el pincho se le nota más que está descabezado.

   Que no se me olvide decir que las hortalizas las batimos con el jugo que suelta el pollo. Esto es indispensable para que el ramen quede sabroso.



   El caldo limpio lo ponemos a hervir, le añadimos dos o tres corazones de espinacas picaditas -yo las pongo congeladas y están en un minuto- y un chorretón al gusto de salsa de soja. Queda un caldito muy interesante y rico. Oriental también, claro. A mí me parece muy agradable para variar un día. Se me olvidaba. Al hervir el caldo, ponemos un trocito de jengibre pelado que le dará ese toque tan distinto.



   Y, un suponer, que no queréis tomar el ramen tradicional, todo en la escudilla, hacéis como mi marido, que lo tenemos frito con tantas modernidades: tomáis el consomé por un lado y el pollo con la pasta, la salsa y el huevo duro por otro. Esto es justo lo que veis en las últimas dos fotos. Lo tradicional nipón, que yo sepa: ponemos en la escudilla una cucharada de la sabrosa salsa -de verdad que es muy rica-, la carne, la pasta, el huevo duro,... y cubrimos con dos cucharones del delicioso caldo. A mí me chifla. Es la primera foto de la entrada. Muy vistoso y colorido, como toda la comida japonesa que da tanta importancia al color. 

   Me queda deciros que en casa les gustó mucho el pollo así asado pero consideraron que, en conjunto, el ramen que hice con solomillo de cerdo estaba más sabrosón. Yo no lo discuto, Dios me libre, pero el pollo asado así estaba muy rico. Incluso para tomar sin ramen. De esas cenas que haces originales y tal... Os animo a probarlo si sois de estos exotismos. Si no, hay en el blog muchas recetas tradicionales muy ricas. Nosotros ya discutiendo el menú, si cambiamos algo o no. Yo por mí lo hacía tal cual que me gusta y así no me gasto pensando. Os deseo a todos una muy feliz tarde, semana, mes...

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