Abro este blog animada por mis amigas para compartir mi afición por la cocina y la buena mesa. Las recetas son fáciles y asequibles para todos. Muchas veces al gusto de mis hijos y siempre hechas con mucha ilusión. Espero que os gusten.
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lunes, 9 de marzo de 2020
Cebollas rellenas de carne
Esta que os traigo hoy es una receta asturiana. Me hablo de ella mi amiga María y yo me puse a hacerla sin consultar nada, como Dios me dio a entender. Os pongo ya los ingredientes y continúo con la explicación que es sencilla:
Un kilo de cebolla medianas
Medio kilo de carne mezcla ternera/cerdo
Un huevo
Sal y pimienta
Tomillo y romero
Nuez moscada
Un tazón de salsa de tomate
Vino blanco
Aceite
Bien, como os he dicho no me compliqué nada la vida y me puse a hacer las cebollas de la misma forma que hago las patatas rellenas. Pelé las cebollas que eran unas... nueve o diez, corté la parte de arriba y las vacié con un artilugio que tengo para eso. Lloré a mares. No recuerdo llorar tanto en mucho tiempo pero me pareció que me quedaba nueva.
En un cuenco puse la carne picada con el huevo, la sal y las especias y removí bien con las manos. Creo que es la mejor manera aunque es siempre desagradable porque, además, suele estar muy fría. Lo de las hierbas y las especias, pues hacéis como os guste. Yo soy mucho de estas. Es mejor usar un huevo pequeño pero, si os parece que está la mezcla de carne demasiado blandengue, podéis poner un poco de pan rallado para espesarla (un suponer que el huevo sea grande). Rellenamos las cebollas con ayuda de una cuchara y sellamos con harina. Esto es igual que en las piezas rellenas.
En la tartera que vayamos a utilizar o en una sartén, si preferís, vamos dorando las cebollas ya rellenas por ambos lados. Que estén doraditas es más rico en el resultado final. Es mejor escoger cebollas entre pequeñas y medianas. Si cogéis cebollas grandotas, tendréis sólo dos o tres. Si sobra carne, formamos albóndigas que pasamos por harina y también doramos y añadimos al guiso.
Las cebollas doradas las reservamos y en la tartera ponemos, bien picadito, todo el relleno que sacamos de las cebollas para preparar la salsa. Doramos todo ese picadillo en aceite de oliva. Añadimos la salsa de tomate, un par de hojas de laurel, un chorro de vino blanco, damos un hervor e incorporamos las cebollas y las albóndigas. Por cierto, yo encontré el tomate un poco intenso y lo rebajé con un poco de agua, medio tazón. Y esta salsa, claro, hay que probar a ver cómo va de sal.
Podéis comprar menos carne y no hacer albóndigas. Quizás 350 gramos de carne... No estoy muy segura de la cantidad exacta para un kilo de cebollas. Va a depender del número, del tamaño, de cuánto las vaciéis. Por eso os digo, yo hago albóndigas y todos contentos.
Sólo queda dejar hervir a fuego suave hasta que las cebollas estén bien tiernas. Tardan lo suyo, más de una hora... Nosotros las tomamos al dente, menos hechas y nos gustaron mucho pero ya sabéis, en la olla a presión podéis ganar tiempo, yo creo que 15-20 minutos serán suficientes.
Y bueno, como aquí son comedores, preparé un poco de arroz en blanco para acompañarlas. Siempre pienso que mejor arroz que patatas fritas... ¡Qué vida esta! Es una receta que nunca había hecho, cebollas rellenas de carne guisadas con tomate, para que nos entendamos, y nos gustaron mucho. Mi hijo pequeño dijo: Otro día rellenas pimientos. Pues también ¿por qué no?
Ahora, que se acerca la primavera, hemos comenzado con la dieta ligera, que falta nos hace. Aquí en Galicia todo se celebra comiendo y cada vez es más difícil perder los kilos de más. Los años que son muy... desgraciados. Os animo a hacer este plato asturiano, que yo he hecho a mi modo, porque es rico y relativamente fácil. Si no queréis llorar, metéis las cebollas en la nevera y veréis que frías molestan bastante menos.
Os dejo por hoy. Os agradezco que me leáis, como siempre desde lugares tan inesperados a veces como... ¡Turkmenistan! Gracias de verdad a todos. Yo ando, como siempre liada con la cocina, la acuarela, el crochet, la familia,... y ¡todo es un desorden! Es lo bueno de la vida, no aburrirse. Nos vemos en unos días. Bicos.
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