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jueves, 20 de marzo de 2025

Ensalada con pollo y repollo


 

   Una nueva ensalada, parecida a tantas. Parece que el frío va remitiendo, al menos esta semana, y apetece comer más sencillo y ligero. Eso quiero pensar, me conviene mucho... Se me ocurrió hacer esta ensaladita porque tenía un poco de repollo y pensé que sería distinto de lo que vamos comiendo últimamente. Como quien dice, sólo tuve que comprar una pechuga de pollo, una de los dos que tiene, nos entendemos. Entonces necesitamos:

Medio repollito

Una zanahoria

 Dados de queso 

Aliño tipo Cesar

Pollo a la sartén

Dos huevos duros

   El aliño y el pollo los contaré por separado porque si no me lío aquí con tantas cosas.



   Cortamos el repollito. Pelamos y rallamos la zanahoria (a fin de cuentas hacemos "rayas" y te encuentras pensando en un tema ortográfico casi filosófico pero se rallan). Lo ponemos en un cuenco con unos dados de queso al gusto, no sé 50 gramos. Y hacemos el aliño. 

  Aliño: Aceite y vinagre, 2 cucharadas de mayonesa, una pizca de mostaza, un chorrete de salsa Perrins, sal al gusto. Yo sólo he puesto esto y he removido bien. Para rectificar siempre hay tiempo pero de acidez va que arde para mi gusto, y de grasa. Quizás más sal al probar la ensalada. 

   Este aliño lo ponemos en el cuenco y removemos a lo loco. 



   El pollo en sartén: No quería empanar el pollo ni nada parecido o engordante. La pechuga la corté en dados y la adobé con un chorro de salsa de soja, una cucharada rasa de maizena y un poco de ajo y jengibre en polvo. Este adobo lo hago mucho para recetas orientales y queda fenomenal. Lo he visto en vídeos. Suelo poner jengibre y ajo picaditos pero hoy, como era una ensalada, simplemente los puse en polvo, que suelo tenerlos. Lo dejamos un rato y después lo hacemos en la sartén con un poco de aceite. Que quede bien doradito. Salamos y, en este caso, yo puse un poco de guindilla molida que tengo de Ducros y es muy rica. Cuando es una receta oriental, añado después las hortalizas. Este no era el caso. Os tengo que contar eso también. Lo de cocinar nunca se termina. Listo el pollo que está rico así para cualquier cosa. 


   Y ya tenemos nuestra ensalada a la que incorporé dos huevos duros. Por si no les llegaba. Yo casi prefiero cualquier cosa sin huevo duro pero es una manía como otra cualquiera. A mis hombres sí les gusta mucho. El pollo es mejor que esté tibio para que no se chafe mucho la ensalada y poco más queda que decir de este plato. A Pedro le encantó y ando pensando que podría ser una opción de jueves igual que la tortilla de patatas es lo que tomamos todos los viernes. Me hago mayor y me va bien ir pensando menos. Así de triste es...

   Nada más que contar. Sigo con mis cosas y va acercándose la primavera. Es lo que más me gusta del año, que se acabe el invierno. Ya en Cuaresma, cerca de la Semana Santa e ilusionada con lo animado y alegre que se pone Ferrol por esas fechas. Más cuando la Pascua es tardía y abrileña. 
 
   El blog, a pesar de mí, sigue teniendo muchos lectores y yo estoy agradecidísima. Desde Estados Unidos me leen muchísimo. A veces más que desde España, lo que me fascina. Últimamente, por ejemplo me visitan mucho más desde Francia y Austria. En fin que es interesante y curioso que te lean desde Ucrania, Singapur, Japón, Méjico, Alemania,... Muchos distintos y lejanos lugares. Increíble. De verdad que os doy las gracias por pensar que vale la pena leer mis recetas. Nos vamos acercando poco a poco a las 950.000 visitas y es algo tan mío como vuestro. Sin tantos lectores, sin duda me habría ido desanimando. Tengo pocos comentarios pero es algo que acepto y no me preocupa nada. 

   Me despido por unos días y espero que os guste esta ensalada que es sencilla pero sabrosa. Por cierto, pensé ponerle anchoas pero me pareció innecesario. Es una opción más. Nos vemos pronto por aquí. Bicos.

lunes, 24 de febrero de 2025

Pastel de espinacas


   Tenía ganas de subir esta receta porque a mí me encanta. Es fácil de hacer y sabe mucho a espinacas. Es de esas cosas que ves en internet, las cambias un poco, al gusto, y salen. No tiene ninguna dificultad. Os voy a decir lo que necesitamos: 

   Un sobre de espinacas frescas 

   Una cebolla roja

   Dos dientes de ajo

   Queso emmental a discreción

   Una taza de leche

   Media taza de harina 

   Un huevo

   Aceite, sal y pimienta

   Ya veis que no lleva nada raro. En una sartén bien grande doramos la cebolla con los dientes de ajo sin que cojan demasiado color. Añadimos las espinacas frescas, parece que no van a caber pero se van encogiendo. Las podemos salar ligeramente

   Por otro lado batimos el huevo, la harina y la leche. Puede ser con batidora pero yo lo hago a mano y no me importa, en este caso, que quede algún grumillo. Ponemos en esta mezcla unos 50 grs de queso. Si no os gusta fuerte, puede ser uno más suave o una mezcla. Removemos e incorporamos las espinacas. Vamos a salpimentar teniendo en cuenta el tipo de queso, si es o no salado. Si gusta, se puede añadir un poco de nuez moscada pero no es preciso. 
 


   Esta mezcla, que ya os digo que es heterogénea y no gustará seguramente a niños pequeños, la ponemos en una fuente de horno untada con mantequilla. Yo utilizo la que veis arriba que es más bien pequeña. Una vez en la fuente, espolvoreamos con queso para que al fundirse quede rico y mono. Llevamos al horno a unos 180º unos 20-25 minutos. Que veáis que se ha cuajado y está dorado y apetitoso. 

   Debajo, una foto de otro día. No siempre queda exactamente igual. Ni sé por qué, quizás el tipo de queso. Pero lo que os decía al principio, sabe mucho a espinacas, es muy rico y suave y no tiene textura de pudin. A fin de cuentas sólo lleva un huevo. 

   


   Me gustaría subir más fotos y contaros más cosas pero es tan difícil que lo dejo para otro día. No sé si es la cámara o el propio blog pero es muy pesado. Ya veis que es fácil y en casa les gusta a todos. Está entre el pudin y las espinacas en bechamel sin ser ninguno de ellos. También os cuento que otro día lo hice con grelos y mozzarella y les entusiasmó. A ver si le hago una entrada aparte. Mucho más intenso y enxebre pero también rico e interesante. 

   Aquí queda esta entrada nueva. De verdad que a mí me gusta muchísimo y lo hago con frecuencia. Agradezco las muchas lecturas desde sitios tan diversos en un momento en el que yo pensaba que el blog estaba un poco en decadencia. No sé si os he contado aquí que me sacaron en el periódico, La Voz de Galicia, hace unas semanas para hablar de mi blog y de mis recetas. Fue emocionante y sorprendente. Les estoy muy agradecida. Nada más que contar de momento. Nos vemos pronto. Bicos.

martes, 21 de enero de 2025

Otra Navidad que ha pasado 2024-2025



      Por fin me he puesto con el resumen de Navidad. Vuelvo a quejarme de lo difícil que es subir las fotos. Tedioso. Realmente pienso que voy a dejar de hacer estas entradas largas porque son complicadísimas y, a fin de cuentas, todas las navidades son parecidas. Me he puesto con las fotos de Año Nuevo porque el día 25 no hice fotos nada glamurosas. Como éramos pocos, uno de mis hijos sugirió hacer una carne a la plancha. Decidimos que fueran unos solomillos de añojo y, realmente estaban muy ricos. Johnny me pidió una guarnición tipo menestra y la preparé con chalotas, setas shiitake, guisantes y patatitas. Hubo consomé y gambones al horno. Todo lo conocéis de sobras.

 


Así pues, la primera foto, no muy afortunada, es de la mesa del día primero de año. Como tantas veces me pidieron salmón marinado. Yo creo que quedó buenísimo. No es mérito mío porque lo preparé con sal ahumada y eneldo, tal como pone en la etiqueta de dicha sal. Total, que salió muy bien y todos contentos.


De las vieiras no tengo foto preparadas. Contaros que este año, lo hace una amiga mía, puse una gamba pelada en cada vieira antes de añadir la salsa. No eran muy grandes pero bueno, es una gracia más. Estaban muy buenas y las tomamos el día que estábamos todos. A nadie le gusta perdérselas. 


 
La foto del consomé, quedó muy fino y sabroso pero estas fotos es difícil que queden bonitas. Al menos para mí. Me voy haciendo mayor.



   Y aquí un inciso del día 26, me está costando poner las fotos bien, como veis. El pastel estilo moruno, que quedó muy bien. No sólo aproveché el pollo del consomé sino también la ternera y la zanahoria. Ya veis en la foto de abajo que pinta tan rica. Sólo lo hago este día al año, que en sí ya es absurdo porque nos encanta. También cocí gambones. Otra vez descongelaron todos... Los hiervo en tres litros de agua con 75 gramos de sal 3 minutos. Para mí deliciosos. Sí, ya sé que suele ponerse más sal pero este punto a mí me va muy bien. 



Y llegó el día de Reyes. Sobrevivimos a todo... El roscón me salió mal. Lo digo humildemente. Lo cocí de menos. Nunca me había pasado (con el roscón). Estaba la masa friísima de pasar la noche en la nevera y tardó más en hacerse, de hecho no se hizo del todo. ¿Qué pasó? De la misma manera que todos los años pues... me salió crudo por dentro. No lloré porque tuve muchos regalos. Hablando en serio, me sentí mortificada pero desgracias son otras cosas. Lo triste es que de sabor, los bordes, estaba delicioso, con mucho sabor a ralladura y a azahar. Mis hijos dicen que no debo dejar de hacerlo sino, al contrario, practicarlo más, ya sea en forma de mona de Pascua, coca de San Juan, lo que es no jugarse todo a un sólo día del año. Os digo que me dio una rabia...



 
   Y el brunch de Reyes, obviando el roscón fallido y helado, resultó muy rico y divertido. Como siempre que hay una familia que se quiere a la que añades unos locos bajitos que no paran de moverse un minuto. 

   Hubo también ocasión de invitar a algún sobrino a comer. A veces me piden que les haga algún plato y, bueno, me dejo querer, ¡que vamos a hacerle! Y hubo tiempo para un café y alguna copa de Oporto, y hasta de echar alguna partida de Catán. ¡Nunca gano! Creo que a las madres nos parece milagroso sobrevivir a la Navidad, a las comidas, a las epifanías, al lío que es todo. Ya pasó y aquí seguimos. Espero publicar pronto y que me resulte más fácil. Bicos a todos.