Llevaba tiempo sin escribir, con muchas cosas, y ya me apetecía. Más que nada para que no penséis que me olvido de vosotros y de mi blog. Cuando uno está liado, no se pone a inventar ni a buscar nuevas recetas. En las actuales circunstancias, os traigo un plato sencillo, de tipo italiano, pero tan rico que me dejaron los platos limpios, relucientes. Estos farfalle bianche, rosse e verdi no los compre en Italia sino en Carrefour pero creo que son los mismos que allí había. Los mismísimos.
Necesitamos:
500 gramos de farfalle
350 gramos de carne
Una cebolla
Un pimiento verde
Media taza de salsa de tomate
Tomillo, orégano y pimienta negra
Empezamos dorando las hortalizas en aceite de oliva. Yo las suelo cortar en tiras finas. Añadimos la carne, dejamos hacer un poco, salamos, especiamos con cierta generosidad e incorporamos el tomate. Algunas veces añado un chorro de brandy. Me gusta.
(Estoy escribiendo desde una tablet sin eñes la mar de incómoda...)
La carne la dejamos hacer un ratito y mientras vamos poniendo a hervir el agua para la pasta. Le ponemos sal, claro. Cocemos la pasta según las instrucciones del fabricante. Ya os imagináis que después unimos todo en una bonita fuente de servir. ¿Falta algo? Falta el queso. Nosotros hemos molido en casa un trozo de parmesano, que queréis hacer patria, moléis un trozo de queso de oveja curado y tan panchos. Como veis es una sencilla receta, un clásico que no falla. Se puede variar añadiendo setas o lo que os cuadre. Desde el exilio os mando esta propuesta que seguro que ya hacéis pero no me da la vida para más. En este sentido, claro. Nos vemos en unos días. Bicos.
Necesitamos:
500 gramos de farfalle
350 gramos de carne
Una cebolla
Un pimiento verde
Media taza de salsa de tomate
Tomillo, orégano y pimienta negra
Empezamos dorando las hortalizas en aceite de oliva. Yo las suelo cortar en tiras finas. Añadimos la carne, dejamos hacer un poco, salamos, especiamos con cierta generosidad e incorporamos el tomate. Algunas veces añado un chorro de brandy. Me gusta.
(Estoy escribiendo desde una tablet sin eñes la mar de incómoda...)
La carne la dejamos hacer un ratito y mientras vamos poniendo a hervir el agua para la pasta. Le ponemos sal, claro. Cocemos la pasta según las instrucciones del fabricante. Ya os imagináis que después unimos todo en una bonita fuente de servir. ¿Falta algo? Falta el queso. Nosotros hemos molido en casa un trozo de parmesano, que queréis hacer patria, moléis un trozo de queso de oveja curado y tan panchos. Como veis es una sencilla receta, un clásico que no falla. Se puede variar añadiendo setas o lo que os cuadre. Desde el exilio os mando esta propuesta que seguro que ya hacéis pero no me da la vida para más. En este sentido, claro. Nos vemos en unos días. Bicos.
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