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jueves, 22 de mayo de 2025

Viaje a Cádiz y Madrid


   Quería contaros este viajecito que hemos hecho hace unos días. Por motivos familiares teníamos que desplazarnos a San Fernando, la antigua Isla de León. Decidimos tomar la Ruta de la Plata, que tanto nos gusta, y hacer noche en Béjar. Nos quedaba a medio camino, provincia de Salamanca, y era una localidad que no conocíamos. Nos sorprendió gratamente. Es un lugar francamente bonito. Me llamó la atención que casi todas las casas tienen balcones y, muchas, galerías. En la plaza Mayor, nos acercamos a ver el palacio de los duques de Béjar, que nació como castillo y hoy es instituto. Es el edificio que veis al fondo y que solo pudimos contemplar por fuera porque ya era tarde.  Además en la misma plaza cenamos embutidos de la zona -impresionantes- y unas patatas revolconas con torreznos que son las mejores que he tomado hasta el día de hoy. Un pueblo verdaderamente bonito.

    Nos sorprendió también el frío que hacía, ya veis la nieve en la siguiente foto. No íbamos abrigados para esas temperaturas pero bueno, pocas horas pasamos allí. Está, lógicamente, en plena sierra de Béjar y vale la pena pararse a verlo. La Ruta de la Plata la vamos conociendo así a poquitos. En cada viaje una cosa nueva. Es un tesoro, sin duda.
 


   No he podido subir todas las fotos que tenía -cosas del wifi- pero como de Cádiz ya he escrito otras veces en el blog, os pongo la novedad. Por fin hemos podido visitar el teatro romano. Como en Tarragona, está junto al mar. No queda nada del escenario, pero los accesos sí están perfectos. Yo, os digo la verdad, en esas fachadas pintaría un trampantojo que representase el escenario del teatro. Creo que haría un gran efecto. Esta visita es totalmente gratuita y se agradece.


 
   En Cádiz pudimos tomar algo en Casa Manteca y en la barra del Faro. Qué rico todo. También paseamos hasta la Caleta, el parque Genovés, que estaba precioso, y por la alameda de Apodaca. ¿Qué os voy a decir? Soy nativa de Cádiz y me encanta todo. Está siempre lleno de gente y es una ciudad tan llena de mar y de sol que me parece que lo tiene todo. Está lejos de Ferrol, eso sí, pero me encanta. 

   Deciros que hasta allí fuimos en tranvía desde San Fernando. Ha sido un viaje en el que hemos utilizado todo tipo de transportes y ha sido muy variado. El tranvía muy cómodo, se coge en la misma calle Real. También tuvimos una deliciosa comida familiar en el Puerto de Santa María. Todo maravilloso.

    San Fernando nos sorprendió mucho. Lo conocíamos poco y fue un descubrimiento, su callejuelas, las galerías a pie de calle, las fachadas blancas. Las calles llenas, freidurías y todo tipo de locales siempre animados. Nos faltó tiempo pero disfrutamos de familia y amigos. Agradecidos por todo ello. 

   Y a Madrid nos fuimos en tren. Tuvimos que hacer transbordo en Santa Justa y, por fin, viajé en AVE. Bueno, no da esa sensación de velocidad extrema. Muchísima gente viajando y muy agradable todo. Llegamos a Atocha sobre las siete de la tarde y ¡Qué de gente! Acostumbrada a la pequeña estación de Ferrol me parecía la estación de Atocha la inmensidad. Viajo poco...



   Y ya en Madrid, visitando cosas que me faltaban por ver. Nos recibió soleado y bonito, como debe ser. Nos alojamos en el centro y callejeamos hasta la extenuación... Casi. Yo llevaba años queriendo volver a Madrid. Una de las cosas que quería ver era el Palacio Real. Me apetecía conocerlo. Impresiona mucho: Las escaleras, las cámaras, el comedor, la preciosa capilla,... ¡El salón del trono! Son cosas de antes pero no dejan de ser patrimonio de todos y hay mucho arte  en las diferentes habitaciones. 


   Puedes ver además las vajillas, cuberterías, cristalerías,... Y relojes dorados hasta aburrirte. Me encantaron los cuadros de Goya, el retrato de Alfonso XIII y, muy especialmente, el de la reina Victoria Eugenia, pintado por Soto Mayor. Son una belleza el cuadro y la reina. También son de destacar los frescos que podemos observar en las salas, como los de la capilla que vemos en la foto de abajo. No es que yo sea muy "palaciega" pero creo que vale la pena ver todo esto al menos una vez en la vida. 



   Después de comer tomamos café en la Mallorquina en la puerta del sol. La temperatura era perfecta y también los merengues y la tarta que probamos. De esos momentos que dices: Estoy en la gloria. Por la tarde visitamos el Jardín Botánico. Otra de las cosas que me faltaba. Qué bonito todo. Había iris de todos los colores, un huerto, todo tipo de árboles, la estufa, los rosales,... 

   Y es curioso porque los rosales, al olerlos, me recuerdan a mi niñez; en general, ningún lugar ni momento determinados. Me decía mi hermana: Claro, antes en todos los jardines había rosales y jugábamos entre ellos. Es verdad, es un aroma de mi infancia por completo. Debía de ser lo que se usaba en los años setenta. 


      Hasta aquí mi viajecito. Me gustaría haberos enseñado más fotos y describirlo mejor. Yo creo que es un viaje que voy a recordar siempre con cariño. Por bonito y porque, realmente, fuimos recibidos con verdadero mimo y eso no se olvida. Me quedaba contar que también visité por primera vez San Antonio de los Alemanes, San Francisco el Grande, el Real Oratorio del Caballero de gracia.... Emocionante. Era otra cosa que quería hacer. Nada más, viajar sienta bien porque se aprende, se conoce y se comparten vivencias, por mucha pereza que nos dé a veces dejar nuestra casa. 

   Espero que os haya gustado esta entrada. Bicos.


viernes, 25 de abril de 2025

Cordero Asado. Semana Santa 2025


    Tenía ganas de contaros cómo hago el cordero asado porque me suele salir muy rico. Hago un pollo asado parecido, más de diario, pero el cordero así me encanta. Suelo comprar una paleta. Este año trajo Tono una paleta y una pierna -lo que es la pata trasera-. En casa parece que tienen miedo de quedarse con hambre porque trajeron también medio pollo troceado que asé aparte. Son muy cansinos. 

   Bueno, pongo el cordero en una fuente de horno. lo pinto con un poco de aceite de oliva y le pongo un suspiro de romero y tomillo. Una pizca de cada,  queda aromático pero no dices: sabe a esto o aquello. Pongo también en la fuente dos dientes de ajo sin pelar y dos hojas de laurel. En una taza de té pongo agua y dos dedos de vino blanco. El resto todo agua. Y lo pongo en el fondo de la fuente.

   A mayores, en la misma fuente aso una berenjena lavada y pinchada y unos pimientos. Como no tengo horno de leña... pues me permito estas licencias poéticas. Se va asando todo a unos 180º, mojando con agua el fondo de la fuente si se seca. El cordero no debe estar seco y se va haciendo lentamente. Si vemos que se dora mucho, pues bajamos a 150º. Que no se me olvide, de vez en cuando mojamos el cordero con una cucharada de salsa del asado. 

   Cuando ha pasado como una hora, podemos retirar los pimientos y la berenjena. Los primeros se pueden pelar o, si están muy calientes, ir tomándolos directamente y se quita la piel sobre la marcha. Sale bien. La berenjena la abro al medio, chafo los ajos del asado y le pongo aceite y sal. Removemos la pulpa, que está muy tierna y listo. A mí así hecha me encanta. 


   Bueno, el cordero, una vez que sacamos las hortalizas, lo dejamos unos 20-30 minutos más. Que esté muy tierno y se despegue bien del hueso. Y veis en estas fotos que hice unas tortas de pan ácimo -sin levadura- aunque no lo tomamos el Jueves Santo sino el Domingo de Ramos porque así nos lo pidió mi hijo que se iba de viaje. Dichoso él. Las fotos no es que sean magníficas pero os hacéis una idea de cómo fue la comida que, os digo de verdad, nos entusiasmó. Más la paletilla, también hay que decirlo. Queda más tierna, y la pata trasera estaba muy rica, pero la paletilla era un poema. Un poema de amor. 



   No recuerdo qué comimos cada día  pero uno de esos días santos Pedro pidió patatas al horno con béchamel de bacalao. Es un plato exquisito que llevaba años sin hacer y todos me lo alabaron muchísimo. Es que es muy rico, aunque no sea ligero. Tengo que hacerlo más.


   Otra de las cosas que les chiflaron: Un salmón al horno con un poquito de eneldo, acompañado de unas almejas en salsa que no pudieron ser "marineras" porque no tenía ni cebolla blanca ni pan rallado. Hice una salsa con cebolla roja, harina dorada y albariño que nos gustó todo. Con el salmón resultó delicioso. No es barato hacer estos dos platos pero era el día del amor fraterno y nos dimos el gusto. Además éramos tres gatos que siempre te arreglas con menos. Es una combinación que voy a repetir porque ya os digo que nos chifló.


   Y por fin, el Domingo de Resurrección nos reunimos casi todos. Hicimos un brunch facilón porque yo ya no tenía ganas de complicarme nada. Qué días intensos. 


   Tuvimos oficios, pocas procesiones por la lluvia y alguna comida familiar. Yo hice la ensaladilla de aguacate para llevar un día pero se me olvidó hacerle una foto. Cocino demasiado, estoy convencida. Por fin, volvió la rutina. Las clases de pintura, el gimnasio, las clases de cocina,... Poco a poco me hago a la idea de todo y, como queda tan poco para el verano, ya es todo un suspiro. Me alegro de haber encontrado este rato para escribir y ¡subir las fotos!, que es lo más loco.

    No sé si contaros que he leído últimamente un libro sobre el Séptimo de Caballería y el General Custer que me gustó bastante. Se llama Cornetas al atardecer y el autor es E. Haycox. Tiene historia de amor y la parte final, la batalla de Litle Bighorn impresiona mucho. Pues hasta aquí he llegado. Espero que os guste mi resumen y mi cordero asado. Bicos a todos.

jueves, 20 de marzo de 2025

Ensalada con pollo y repollo


 

   Una nueva ensalada, parecida a tantas. Parece que el frío va remitiendo, al menos esta semana, y apetece comer más sencillo y ligero. Eso quiero pensar, me conviene mucho... Se me ocurrió hacer esta ensaladita porque tenía un poco de repollo y pensé que sería distinto de lo que vamos comiendo últimamente. Como quien dice, sólo tuve que comprar una pechuga de pollo, una de los dos que tiene, nos entendemos. Entonces necesitamos:

Medio repollito

Una zanahoria

 Dados de queso 

Aliño tipo Cesar

Pollo a la sartén

Dos huevos duros

   El aliño y el pollo los contaré por separado porque si no me lío aquí con tantas cosas.



   Cortamos el repollito. Pelamos y rallamos la zanahoria (a fin de cuentas hacemos "rayas" y te encuentras pensando en un tema ortográfico casi filosófico pero se rallan). Lo ponemos en un cuenco con unos dados de queso al gusto, no sé 50 gramos. Y hacemos el aliño. 

  Aliño: Aceite y vinagre, 2 cucharadas de mayonesa, una pizca de mostaza, un chorrete de salsa Perrins, sal al gusto. Yo sólo he puesto esto y he removido bien. Para rectificar siempre hay tiempo pero de acidez va que arde para mi gusto, y de grasa. Quizás más sal al probar la ensalada. 

   Este aliño lo ponemos en el cuenco y removemos a lo loco. 



   El pollo en sartén: No quería empanar el pollo ni nada parecido o engordante. La pechuga la corté en dados y la adobé con un chorro de salsa de soja, una cucharada rasa de maizena y un poco de ajo y jengibre en polvo. Este adobo lo hago mucho para recetas orientales y queda fenomenal. Lo he visto en vídeos. Suelo poner jengibre y ajo picaditos pero hoy, como era una ensalada, simplemente los puse en polvo, que suelo tenerlos. Lo dejamos un rato y después lo hacemos en la sartén con un poco de aceite. Que quede bien doradito. Salamos y, en este caso, yo puse un poco de guindilla molida que tengo de Ducros y es muy rica. Cuando es una receta oriental, añado después las hortalizas. Este no era el caso. Os tengo que contar eso también. Lo de cocinar nunca se termina. Listo el pollo que está rico así para cualquier cosa. 


   Y ya tenemos nuestra ensalada a la que incorporé dos huevos duros. Por si no les llegaba. Yo casi prefiero cualquier cosa sin huevo duro pero es una manía como otra cualquiera. A mis hombres sí les gusta mucho. El pollo es mejor que esté tibio para que no se chafe mucho la ensalada y poco más queda que decir de este plato. A Pedro le encantó y ando pensando que podría ser una opción de jueves igual que la tortilla de patatas es lo que tomamos todos los viernes. Me hago mayor y me va bien ir pensando menos. Así de triste es...

   Nada más que contar. Sigo con mis cosas y va acercándose la primavera. Es lo que más me gusta del año, que se acabe el invierno. Ya en Cuaresma, cerca de la Semana Santa e ilusionada con lo animado y alegre que se pone Ferrol por esas fechas. Más cuando la Pascua es tardía y abrileña. 
 
   El blog, a pesar de mí, sigue teniendo muchos lectores y yo estoy agradecidísima. Desde Estados Unidos me leen muchísimo. A veces más que desde España, lo que me fascina. Últimamente, por ejemplo me visitan mucho más desde Francia y Austria. En fin que es interesante y curioso que te lean desde Ucrania, Singapur, Japón, Méjico, Alemania,... Muchos distintos y lejanos lugares. Increíble. De verdad que os doy las gracias por pensar que vale la pena leer mis recetas. Nos vamos acercando poco a poco a las 950.000 visitas y es algo tan mío como vuestro. Sin tantos lectores, sin duda me habría ido desanimando. Tengo pocos comentarios pero es algo que acepto y no me preocupa nada. 

   Me despido por unos días y espero que os guste esta ensalada que es sencilla pero sabrosa. Por cierto, pensé ponerle anchoas pero me pareció innecesario. Es una opción más. Nos vemos pronto por aquí. Bicos.

lunes, 24 de febrero de 2025

Pastel de espinacas


   Tenía ganas de subir esta receta porque a mí me encanta. Es fácil de hacer y sabe mucho a espinacas. Es de esas cosas que ves en internet, las cambias un poco, al gusto, y salen. No tiene ninguna dificultad. Os voy a decir lo que necesitamos: 

   Un sobre de espinacas frescas 

   Una cebolla roja

   Dos dientes de ajo

   Queso emmental a discreción

   Una taza de leche

   Media taza de harina 

   Un huevo

   Aceite, sal y pimienta

   Ya veis que no lleva nada raro. En una sartén bien grande doramos la cebolla con los dientes de ajo sin que cojan demasiado color. Añadimos las espinacas frescas, parece que no van a caber pero se van encogiendo. Las podemos salar ligeramente

   Por otro lado batimos el huevo, la harina y la leche. Puede ser con batidora pero yo lo hago a mano y no me importa, en este caso, que quede algún grumillo. Ponemos en esta mezcla unos 50 grs de queso. Si no os gusta fuerte, puede ser uno más suave o una mezcla. Removemos e incorporamos las espinacas. Vamos a salpimentar teniendo en cuenta el tipo de queso, si es o no salado. Si gusta, se puede añadir un poco de nuez moscada pero no es preciso. 
 


   Esta mezcla, que ya os digo que es heterogénea y no gustará seguramente a niños pequeños, la ponemos en una fuente de horno untada con mantequilla. Yo utilizo la que veis arriba que es más bien pequeña. Una vez en la fuente, espolvoreamos con queso para que al fundirse quede rico y mono. Llevamos al horno a unos 180º unos 20-25 minutos. Que veáis que se ha cuajado y está dorado y apetitoso. 

   Debajo, una foto de otro día. No siempre queda exactamente igual. Ni sé por qué, quizás el tipo de queso. Pero lo que os decía al principio, sabe mucho a espinacas, es muy rico y suave y no tiene textura de pudin. A fin de cuentas sólo lleva un huevo. 

   


   Me gustaría subir más fotos y contaros más cosas pero es tan difícil que lo dejo para otro día. No sé si es la cámara o el propio blog pero es muy pesado. Ya veis que es fácil y en casa les gusta a todos. Está entre el pudin y las espinacas en bechamel sin ser ninguno de ellos. También os cuento que otro día lo hice con grelos y mozzarella y les entusiasmó. A ver si le hago una entrada aparte. Mucho más intenso y enxebre pero también rico e interesante. 

   Aquí queda esta entrada nueva. De verdad que a mí me gusta muchísimo y lo hago con frecuencia. Agradezco las muchas lecturas desde sitios tan diversos en un momento en el que yo pensaba que el blog estaba un poco en decadencia. No sé si os he contado aquí que me sacaron en el periódico, La Voz de Galicia, hace unas semanas para hablar de mi blog y de mis recetas. Fue emocionante y sorprendente. Les estoy muy agradecida. Nada más que contar de momento. Nos vemos pronto. Bicos.

martes, 21 de enero de 2025

Otra Navidad que ha pasado 2024-2025



      Por fin me he puesto con el resumen de Navidad. Vuelvo a quejarme de lo difícil que es subir las fotos. Tedioso. Realmente pienso que voy a dejar de hacer estas entradas largas porque son complicadísimas y, a fin de cuentas, todas las navidades son parecidas. Me he puesto con las fotos de Año Nuevo porque el día 25 no hice fotos nada glamurosas. Como éramos pocos, uno de mis hijos sugirió hacer una carne a la plancha. Decidimos que fueran unos solomillos de añojo y, realmente estaban muy ricos. Johnny me pidió una guarnición tipo menestra y la preparé con chalotas, setas shiitake, guisantes y patatitas. Hubo consomé y gambones al horno. Todo lo conocéis de sobras.

 


Así pues, la primera foto, no muy afortunada, es de la mesa del día primero de año. Como tantas veces me pidieron salmón marinado. Yo creo que quedó buenísimo. No es mérito mío porque lo preparé con sal ahumada y eneldo, tal como pone en la etiqueta de dicha sal. Total, que salió muy bien y todos contentos.


De las vieiras no tengo foto preparadas. Contaros que este año, lo hace una amiga mía, puse una gamba pelada en cada vieira antes de añadir la salsa. No eran muy grandes pero bueno, es una gracia más. Estaban muy buenas y las tomamos el día que estábamos todos. A nadie le gusta perdérselas. 


 
La foto del consomé, quedó muy fino y sabroso pero estas fotos es difícil que queden bonitas. Al menos para mí. Me voy haciendo mayor.



   Y aquí un inciso del día 26, me está costando poner las fotos bien, como veis. El pastel estilo moruno, que quedó muy bien. No sólo aproveché el pollo del consomé sino también la ternera y la zanahoria. Ya veis en la foto de abajo que pinta tan rica. Sólo lo hago este día al año, que en sí ya es absurdo porque nos encanta. También cocí gambones. Otra vez descongelaron todos... Los hiervo en tres litros de agua con 75 gramos de sal 3 minutos. Para mí deliciosos. Sí, ya sé que suele ponerse más sal pero este punto a mí me va muy bien. 



Y llegó el día de Reyes. Sobrevivimos a todo... El roscón me salió mal. Lo digo humildemente. Lo cocí de menos. Nunca me había pasado (con el roscón). Estaba la masa friísima de pasar la noche en la nevera y tardó más en hacerse, de hecho no se hizo del todo. ¿Qué pasó? De la misma manera que todos los años pues... me salió crudo por dentro. No lloré porque tuve muchos regalos. Hablando en serio, me sentí mortificada pero desgracias son otras cosas. Lo triste es que de sabor, los bordes, estaba delicioso, con mucho sabor a ralladura y a azahar. Mis hijos dicen que no debo dejar de hacerlo sino, al contrario, practicarlo más, ya sea en forma de mona de Pascua, coca de San Juan, lo que es no jugarse todo a un sólo día del año. Os digo que me dio una rabia...



 
   Y el brunch de Reyes, obviando el roscón fallido y helado, resultó muy rico y divertido. Como siempre que hay una familia que se quiere a la que añades unos locos bajitos que no paran de moverse un minuto. 

   Hubo también ocasión de invitar a algún sobrino a comer. A veces me piden que les haga algún plato y, bueno, me dejo querer, ¡que vamos a hacerle! Y hubo tiempo para un café y alguna copa de Oporto, y hasta de echar alguna partida de Catán. ¡Nunca gano! Creo que a las madres nos parece milagroso sobrevivir a la Navidad, a las comidas, a las epifanías, al lío que es todo. Ya pasó y aquí seguimos. Espero publicar pronto y que me resulte más fácil. Bicos a todos.




sábado, 21 de diciembre de 2024

Falso ceviche de pulpo y berberechos


   Ya pensaba que no iba a ser capaz de publicar antes de Navidad. Hoy, por fin, una tarde tranquila, y he sido capaz de subir unas fotos ¡Wonder of wonders! Es una receta ques hicieron mi marido y mi hijo Tono y que nos ha gustado muchísimo. No tiene ninguna dificultad aparte de comprar lo necesario y cortarlo. Vamos con los ingredientes:

   Unos 350grs de pulpo cocido

   Una lata de berberechos al natural

   Un mango

   Un aguacate

   Una cebolla roja

   Zumo de lima, Aceite de oliva virgen y -eventualmente- sal

   Creo que no he olvidado nada. El pulpo ya sabéis que lo venden ahora cocido, entero o un par de tentáculos, que es lo que necesitamos. Y lo hay de bastante calidad. Los berberechos pues lo mismo. Una lata de tamaño mediano o grande -me refiero a los animalitos- porque los de tamaño pequeño son casi diminutos. 

   Bien, dando por hecho que el aguacate y el mango estén en su punto óptimo de maduración, cortamos todo, excepto los berberechos, en un tamaño pequeño que nos guste y nos parezca bien. Lo mismo hacemos con la cebolla roja. Aquí, según el tamaño, la ponemos entera o un trozo. Picadita. Que tenemos cebolleta, también vale. La cebolla roja aporta siempre ese color tan vistoso pero podríamos sustituirla.  

   Los berberechos yo soy partidaria de escurrirlos bien aunque la primera vez no lo hicieron porque la receta era con el agüita. La verdad, es agua salada. No hay ninguna necesidad de ponerla. Aliñamos con el jugo de media lima y el aceite. Probamos. Si nos gusta más ácido, más jugo de lima. Yo no soy de mucho ácido ni de mucho vinagre. En cuanto a la sal, pulpo y berberechos vienen saladitos, probamos y decidimos si queremos poner un poco. El mango es dulce pero siempre es mejor ser prudente de sal que, en exceso, se come los sabores. 



   Y nos queda esta ensalada tan rica, que nos recuerda a un ceviche sin llevar nada crudo. Para mí ciertas cosas crudas están prohibidas porque me matan, así que genial así. Y os digo que está muy muy bueno y se puede presentar más o menos mono para una fiesta. Nosotros lo tomamos de entrante y nos encanta. No sé si lo haremos algún día esta Navidad pero es una receta fácil y deliciosa que no resulta cara, más allá de que el pulpo nunca es barato.



   Y la vida sigue en Ferrol como siempre. Cuando hace sol está precioso y cuando no, pues nos aguantamos. La Navidad nos la planteamos con calma. Hacer lo que podamos sin volvernos locos. Este año no voy a hacer la pularda porque... porque no. Sin ningún motivo. El día primero de año estaremos todos pero nunca tenemos tanta hambre y vamos a poner algo más sencillo. Ya os contaré en cuanto pueda cómo salió todo. 


   Me queda desearos una muy feliz Navidad y un próspero año nuevo. Lo de próspero siempre me ha hecho cierta gracia. Siempre digo que la mejor lotería es estar todos bien, sanos, con trabajo, con ilusiones y con fe. Que no nos falten. Nos vemos pronto. Disfrutad de estos días y no os agotéis. Miles de abrazos a todos.

martes, 15 de octubre de 2024

Dorada al horno con un toque diferente


   En casa les encanta el pescado. Nos gusta a todos. Es verdad que sale más caro y, a mí en particular, me da un poco más de pereza hacerlo. Por eso, muchos sábados lo preparamos, es un día de menos prisas y estamos casi todos. Estas doradas de piscifactoría nos encantan. A veces compramos lubinas o ponemos variado. Son de ración y cada uno se toma la suya. A mí me gusta un poco más la dorada pero es totalmente opinable. Como casi todo. 



   Lo que hacemos, como siempre es preparar la cama del pescado. En vez de cebolla y patatas, vamos a poner alguna cosa más: Patatas, cebolla, un pimiento verde, un diente de ajo, una cucharilla de pimentón de la Vera, sal, aceite y vino blanco, por supuesto. 

   Las patatas como siempre, las pelo, las corto y las hago en la freidora sin dorarlas en exceso. Ligeramente. Aquí, el tipo de patata influye mucho. Y el horno. En el mío no se inmutan, es difícil quemarlas. 

   En una sartén con aceite doro la cebolla y el pimiento cortados en tiras. A medio dorar, incorporo el diente de ajo en láminas, que se haga ligeramente. Apago el fuego y añado la cucharilla escasa de pimentón. Es un toque rico, no creáis que es demasiado diferente. Esto se sala, claro.

   Preparamos el lecho de los pescados como siempre; primero las patatas fritas ligeramente saladas, después las hortalizas doradas,... Podemos poner tomate que es un clásico de estos asados. Últimamente lo cortamos en ruedas gruesas y lo ponemos en crudo. Si son muy grandes, en mitades les cuesta hacerse. Colocamos el pescado, salado por dentro y por fuera. Sobre la mezcla de hortalizas vertemos un chorretón de vino blanco. Yo no soy de mojar demasiado la cama de patatas pero eso va en gustos. 



   En casa de mis padres había la costumbre de poner pan rallado sobre la piel del pescado. Yo lo hago pero, la verdad, no la tomo. No es raro que tenga alguna escama, lo cual me desagrada mucho. Me estoy acordando que de joven repasaba bien que no tuviera escamas la piel... Y, en cuanto a poner o no limón, pues hay versiones. Dicen que se ponía para disimular si el pescado estaba pasado, poco fresco. Yo a veces lo pongo y otras veces no. En todo caso, no me gusta que sepa mucho a limón. 


   El horno bien caliente, unos 220º, y metemos el pescado alrededor de doce minutos. Podría ser un poco más pero son pequeños. A lo mejor en un horno magnífico se hacen antes. Eso lo veis según sea el horno. 

   Y aquí el pescadito limpio, debe estar cocinado pero jugoso. Si hay una cosa desagradable en esta vida es el pescado seco por exceso de cocción. Queda muy rico y no es un cambio grande respecto al otro que hago clásico, sin pimiento ni ajo, sin pimentón. Me encanta también pero, si lo hacéis con frecuencia, os puede gustar variar. 

   El pescado es sano, muy aconsejable siempre. Yo, cuanto más vieja, más me gusta. También es cierto que cuando como fuera, si dudo, pido carne o pollo siempre. El pescado me gusta tomarlo muy bien cocinado. Os animo a hacerlo por fácil. En casa lo cocinan todos, mi marido, mis hijos, no es un plato complicado. Me alegro de estar de vuelta en el blog. Tengo la vida muy entretenida y me cuesta más escribir pero, aquí estamos. Os mando a todos mi cariño. Bicos.