Translate

martes, 12 de septiembre de 2017

Osso Bucco de ternera



     Hacía muchos años que no preparaba este plato. ¿Por qué? Pues no lo sé, quizás a mis hijos no les gustaba de niños pero es una de los cortes de ternera que más me gusta para guisar. La carne es el jarrete -o morcillo- cortado en tajadas con el hueso, con lo cual, lleva hueso de caña con su tuétano. A mí me encanta. 

     Los ingredientes:
Dos ruedas de osso bucco
Sal y pimienta
Harina
Aceite
Una cebolla roja
Una cebolleta
Una zanahoria
Pimienta negra
Nuez moscada
Medio vaso de vino tinto
Cuarto de vaso de brandy


     Es un guiso que vamos a preparar como unas carrilleras o un rabo de ternera. Son carnes que tienen que cocer largo tiempo a fuego lento. Empezamos salpimentando las dos tajadas de carne y enharinándolas ligeramente. Si por alguna razón no queréis usar harina, doráis directamente. Tened en cuenta que son carnes muy jugosas y hacen igualmente una salsa muy rica. 



     Una vez dorada la carne, la reservamos en un plato y vamos dorando las hortalizas cortadas en tiras. Verificamos que se doren y no queden cocidas. Doraditas sin quemarse. 



     Aquí veis la carne reservada en un plato. Por supuesto está cruda por dentro. Ahora se reunirá con las hortalizas. 



     De vuelta a la tartera, ponemos la pimienta y la nuez moscada. Salamos las hortalizas y añadimos el vino y el cognac. Cuando rompa a hervir, bajamos el fuego y tapamos. Podemos dar la vuelta a la carne a mitad de cocción. 



     ¿Cuánto va a durar el proceso? Pues hasta que la carne esté totalmente tierna y se separe del hueso. Probablemente más de una hora y media. Tenemos que probar la salsa para ver si está bien de sal o añadimos un poco.



     Para acompañar el guiso hice unas bolas de patata, huevo y harina empanadas que ya os contaré. Ya sabéis, de estilo alemán. Les gustaron mucho así que otro día las repito y las subo al blog porque lo de hoy fue una cosa rápida y chapucera. De eso que ibas a hacer otra cosa y, de pronto, haces esto. Soy una cocinera alocada.  


     En cuanto a la carne, una vez terminada, se puede pasar -o no- la salsa. Yo soy partidaria de la masticación. Mi marido mezcló el tuétano con las hortalizas y quedó riquísimo. Si no gusta el tuétano a todos, mejor que se lo sirva sólo el que sea partidario. A mí me gusta y me encanta tomarlo con pan y sal, cuando hay cocido, pero comprendo que hay a quien no. Hasta aquí esta receta clásica que a mí me encanta. Otro día lo podemos hacer con zumo de naranja y brandy, que le va de cine. Tiempo habrá...


      Os deseo a todos muy buenas tardes. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario