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lunes, 30 de noviembre de 2015

Ensalada tibia de gambas al curry



     Esta ensalada es una versión de otra que hice con espinacas y curry. He visto en internet algunas recetas de langostinos al curry muy apetecibles. El sábado quería hacer una ensalada con unas espinacas que estaban aburridísimas en la nevera y me acordé. Como no tenía langostinos hice unas gambitas, no eran gran cosa, pero el resultado nos gustó y quedó muy vistosa. Los ingredientes ya os los imagináis:

Espinacas frescas
Una taza de gambas peladas
Una cucharilla de curry
Media granada
Queso en dados
Aceite de oliva y sal en escamas


     Yo utilicé unas gambas congeladas. Hay que descongelarlas bien y escurrirlas. Las doramos en una cucharada de aceite y, cuando casi están, incorporamos el curry, removemos y apagamos enseguida. Si tenéis unos buenos langostinos, pues mucho mejor. 

     En una fuente colocamos las espinacas limpias en hojas y ponemos también el queso y la granada. Ahora mismo, las granadas están preciosas, es su momento. Esta, en concreto, estaba perfecta y los granos parecían rubíes. En el medio colocamos las gambas al curry a temperatura media, espolvoreamos con sal en escamas y bañamos con un hilo de aceite de oliva suave. Yo utilicé queso corriente para ensalada, ya viene cortado. A mí me gusta más el queso feta porque tapa menos el resto de los sabores pero eso va en gustos. Mis hijos prefieren estos quesos de colorines. 


     Y, claro, se podrían añadir unos croutons, tomatitos o lo que se os ocurra y os guste. También me gustaría, como acompañamiento, una salsa de yogur de la que hacemos con limón y hojas de menta...  Así de sencilla ya estaba muy rica. La tomamos con un salmón a la espalda y unas patatitas cocidas con su piel que después chafó mi marido con unos ajos dorados en aceite y quedaron muy ricas. Ya os las pondré. Nada más. Os deseo muy buen comienzo de semana y muy buenos días a todos.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Zorza de pollo con tomate


     Hoy os voy a contar un plato que hice ayer que realmente es una tontada. Nos encantó a todos y lo hice volando así que, ahí va. Necesitamos:

750 grs de zorza de pollo
Una cebolla
Media taza de salsa de tomate casera
Un chorretón de vino de cocinar
Sal y pimienta
(Aceite)

     Ya sabéis que la zorza suele venir con aceite de girasol, así que ponéis un poco más o no, según os parezca. Yo calenté una cucharada de aceite de oliva en la sartén. Lo que hacemos es poner la zorza a dorar con una cebolla cortada en tiras (o en trocitos chicos si no la queréis encontrar). Dejamos que se vaya dorando todo unos... ¿diez minutos? La cosa es que se dore a fuego entre medio y alto. Lo de que sea pollo es una cuestión de tiempo, tarda bastante menos que la zorza de cerdo. Bueno, pasado este tiempo, incorporamos el tomate y el vino. Dejamos hervir suavemente hasta que la salsa coge cuerpo y la zorza está totalmente hecha, claro. Y salpimentamos. Conviene preguntar al carnicero si la zorza lleva sal. No debería.



     De primero hice una sopita de la mías, al minuto, con puerro, shiitake y patatitas. Todo dorado, un litro de caldo y, al final, incorporamos un huevo batido sin dejar de remover. Entran bárbaro en esta época.

     Y debajo un primer plano de la zorza. Os digo que quedó riquísima. Nunca se me había ocurrido ponerle tomate pero quedaba media tacita en la nevera y... allá fue. Alguno se animó a hacerse un bocata y también rellenaron fajitas con la zorza y algo de queso. Este plato lo volveré a hacer porque es rapidísimo y les gustó mucho. Queda una salsita cremosa y la carne muy rica y tierna. Por hoy nada más. Os deseo un buen fin de semana y muy buenos días.



lunes, 23 de noviembre de 2015

Pollo asado al estilo de Inés



     Esta receta para hacer el pollo me la dio mi amiga Inés. Era, en realidad, para hacer un capón pero, a falta de éste, he comprado un buen pollo y la he hecho, más o menos, como ella me dijo. Con las recetas que me dan de palabra me pasa que las hago según me acuerdo y siempre me equivoco o invento algo... De todas maneras estaba riquísimo. Los ingredientes son sencillos:

Un pollo grande 
Un trozo de jamón serrano
Una manzana
Una cebollita
El zumo de medio limón
Una copa de cognac
Dos dientes de ajo
Sal y pimienta
Una bandeja de setas de cardo


      Lo primero que hacemos, bien limpio y desplumado el pollo, es rellenarlo con la cebolla pelada, la manzana en cuartos y el trozo de jamón (también podría ser tocino ibérico). Lo cerramos con un palillo y lo salpimentamos a lo loco. Le añadimos el zumo de medio limón, la copa de cognac y lo llevamos al horno acompañado por dos dientes de ajo con su piel. El horno debe estar bien caliente al meterlo. Lo bajamos a 180º.



     El tiempo que esté el pollo al horno va a depender de su tamaño y de la calidad. Cuanto más grande y más natural sea, más tardará. Este estuvo aproximadamente una hora y media. Una forma de ver si está es fijarse en que la carne y la piel de las patas se separan del hueso. Cuando nos parece que no le falta mucho, incorporamos las setas en la salsa alrededor del pollo. Si veis que se seca un poco, añadís medio vaso de agua. Esto también depende de la calidad. Algunos pollos son todo agua pero éste no soltó demasiada. 

     Como era muy grande, estaba la fuente petada. Ya os digo que era un señor pollo. Para acompañarlo preparé una ensalada de canónigos con queso brie, cacahuetes y taquitos de jamón (lo que encontré). Una tontada pero estaba muy agradable.


     Y nuestro pollo, acompañado de las setas, la ensalada y una copita de rioja. Estas comiditas me encantan. Y ¡sin patatas! un poco más ligera. Ha quedado un pollo riquísimo. La salsa tiene la acidez del limón, sin exagerar. Si os gusta más, podéis cambiar por el zumo de una naranja que también queda riquísimo. Desde aquí le doy las gracias a Inés por la idea tan rica. El pollo siempre es una buena opción y en casa, afortunadamente, nos encanta. Buenos días a todos.




viernes, 20 de noviembre de 2015

sopa de puerros con bacalao



     Esta receta no es exactamente una purrusalda y por esta razón no me he atrevido a llamarla así. Tenía ganas de hacerla y, después de mirar en youtube y en algunos blogs me quedó la impresión de que cada uno la hace como mejor le parece. Decidí hacer lo propio. 

     Ingredientes:
Dos puerros grandes
Dos dientes de ajo
Cuatro patatas medianas
250 grs de migas de bacalao 
Aceite, sal y pimienta, agua


    He comenzado a hacer la receta como hago siempre la sopa de puerros. Doro los puerros ligeramente, limpios y cortados en trozos grandecitos con los ajos (aquí varío porque a la sopa de puerros no le pongo ajo). Las patatas las pelamos, lavamos y cortamos, rompiendo al final del corte... También las pasamos a la tartera y les damos unas vueltas. Salpimentamos con prudencia.



     Después añadimos las migas desaladas y cortadas en trocitos o tiritas. Como queráis. También les damos una vuelta con las demás hortalizas sin exagerar. Incorporamos un litro de agua (esto un poco a ojo). Si tenéis caldo de pescado, pues estupendo. Yo no me compliqué nada. Dejamos hervir unos quince minutos a fuego suave. Rectificamos de sal. Yo le tuve que poner a pesar de que el bacalado es resalao...


     Y, al final, se me ocurrió poner un poco de perejil fresco. No era así... Pero bueno, mal no le iba. Y ahora, toca hacer la valoración de esta sopa o potaje, porque es plato de cuchara. A mí marido y a mí nos ha gustado mucho, a mi hija también. Mis hijos, lo tomaron contentos pero prefieren la sopa de puerros con jamoncito... Yo opino que es un plato estupendo por fácil, barato y sabroso. Rápido de hacer y muy sustancioso para un día gris de otoño como hoy. Pienso que lo haré más veces. Muy buenas tardes a todos.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Tortilla de patatas (hechas en el micro)


     Seguramente ya conocéis este truco para hacer la tortilla sin freír patatas. Yo nunca lo había hecho -soy una antigua-, pero como creo que todo lo que nos ayuda es bueno, he seguido el consejo de una de mis cuñadas. El resultado no ha sido muy perfecto aunque,en parte, ha sido culpa de la sartén que decidió no soltar a la tortilla. Os digo, antes de nada, que me gusta más la tortilla de patatas hecha con patatas doradas en la freidora pero si un día -un suponer- queréis hacer una tortilla y no tenéis freidora o bastante aceite... u os apetece hacerla así porque sí, pues bueno, es una buena opción y es muy sencillo. Queda una tortilla rica, sobre todo para tomar en caliente. 



     Lo primero pelamos patatas y cebolla. Las cortamos como habitualmente y las ponemos, bien lavadas las patatas (y mojaditas) en un cuenco que pueda ir al micro. En este caso, he añadido pimiento verde que también me encanta en la tortilla. Pues bien, bañamos con un chorro de aceite de oliva y salamos ligeramente, tapamos con film y lo llevamos al micro. Los minutos van a depender de la cantidad de patatas, claro. En mi caso, que no eran tantas, las puse 4 minutos, removí (mucho cuidado que es fácil quemarse con el vapor) y las volví a poner otros 4. Creo que este punto es bastante "perfeccionable" pero es que yo soy poco cocinera de microondas.


     Nos quedan las patatas hechas y, más o menos, algo blanditas. Yo lo que he hecho es pasarlas a la sartén para intentar dorarlas un poco pero pienso que se podrían dorar más con más tiempo de micro. 


     Batimos los huevos. Yo hice una tortilla de 4 huevos XL. Y podemos añadir jamón o chorizo o nada. Ya veis que he puesto daditos de jamón. También hay que salar, por supuesto.

     Vertemos los huevos batidos sobre las patatas. Esto lo hacen en los bares y me gusta ver cómo hacen esas tortillas que parece que salen solas...


     Damos la vuelta, rezamos para que no se nos pegue (a mí se me olvidó...) y ya tenemos nuestra tortilla. Quizás no sea la mejor tortilla del mundo. No lo es. Lo que sí os digo que para un apuro, para una tortilla improvisada,... Pues es una idea estupenda porque, claro, podemos hacernos una tortilla individual para cenar con dos patatitas y un par de huevos. También se pueden usar bolsas de las que venden para el horno y así ni siquiera manchamos el cuenco. También me parece buena idea para hacer unas patatas de guarnición que al final de un asado incorporamos en la salsa y dejamos que se doren unos minutos. Vamos, que es una cosa muy práctica, ¿no os parece? Y ya, sin más dilación, os deseo a todos muy buenos días.



viernes, 13 de noviembre de 2015

Pastel provenzal


    
     Este plato se basa en una receta de Jamie Oliver. Por una vez he sido bastante fiel, pues así me lo ha pedido mi hijo, y sólo he hecho ligeros cambios del original. Reconozco que Oliver es de los cocineros que más me divierte. Yo no soy de seguir a nadie, voy a mi bola, pero es de los que me llama la atención por su entusiasmo y su puesta en escena, divertida y algo alocada. Dicho esto, paso a explicaros la receta... A ver si me sale. Se trata de un pastel hecho con crêpes y béchamel de cebolla al que añadimos tomate, jamón y queso. No es complicado ni demasiado laborioso pero hay que organizarse. 

     Voy a empezar con los crêpes que son parecidos a los que hago yo pero con menos leche y más huevos. Por lo demás, prácticamente lo mismo. Necesitamos:
120 grs de harina
2 huevos grandes
100 ml de leche
Sal y una cucharada de aceite
(Agua)

   Bien, él no ponía agua pero yo he añadido como media taza pues me parecía una masa demasiado espesa. También he puesto un poco más de leche (el ponía 70 ml). Es defecto de los ferrolanos que estamos acostumbrados al freixó muy fino. Es decir, que los crêpes los he tuneado ligeramente. También he cambiado 20 grs de mantequilla por aceite porque se me acabó haciendo un brownie... Batimos todos los ingredientes y los hacemos en una sartén grande, como de tortilla de patatas. A mí me salieron 5 crêpes. No os pongo fotos porque ya sabemos cómo se hacen: Sartén engrasada, cucharón de masa, vuelta a dedo...


     La béchamel de cebolla pues ya os la imagináis. Aquí he hecho un poco lo que me ha dado la gana. He pochado una cebolla picadita, sin exagerar, hasta que estaba transparente. Depués doramos unos 50 grs de harina -dos cucharadas- y añadimos la leche -algo más de medio litro-. Yo la pongo en frío, poco a poco, y después la vuelvo al fuego para que espese. Es mi manera y me va bien. Debe quedar más fina que la de croquetas. No hace falta cocerla los 20 minutos porque va a ir al horno un buen rato. Salamos, ponemos nuez moscada y ¡atención! una cucharadita de mostaza. Esto no lo había hecho en mi vida. Tenía que ser inglesa, yo la puse de la antigua, la que tenía, y quedó muy bonita y rica. Curioso lo de la béchamel con mostaza. Como decimos en Ferrol: Nunca lo viera.


     También hay que pelar un par de tomates, aliñarlos con sal, albahaca y aceite y reservarlos. Como no tenía albahaca, añadí un poco de hierbabuena. Quedó muy bien. Para ponerlos sobre la béchamel, los escurrimos. A mí me sobró tomate, así que, quizás con un sólo tomate sea suficiente. Esto para mi gusto.


     Montar el pastel es fácil. El orden es: crêpe-béchamel-jamón-queso-crepe... Si os fijáis, yo he alternado gouda y cheddar. Lo que había en la nevera. El jamón, pues bueno, que sea rico pero no hace falta tirar la casa por la ventana.


     Terminamos con un crêpe. Si rellenáis más al centro, os quedará como a mí, como una mota. Si lo repartís mejor, pues también me gusta. Más plano. ¡Ah! En el interior lleva, supuestamente, perejil fresco pero yo no se lo puse ya que no lo tenía... Lo que queráis y os guste.


     El último crêpe (en francés es une crêpe pero en español no me suena bien) lo cubrimos de béchamel y queso. Esto va al horno una media hora hasta que esté bien caliente, fundidos los quesos y dorados.



     El pastel es grande como una tortilla de patatas familiar y cunde bastante. Hay que ponerlo en un plato redondo que pueda ir al horno,claro.  

     En la foto siguiente veis la ración a la que le faltaba un acompañamiento, quizás una ensalada o unas setas salteadas. Hablando de setas, no estaría mal poner setas en vez de tomate. Y, respecto a la béchamel, se podría hacer con espinacas, por ejemplo. Ya veis que da para hacer variantes. Total, que es una especie de lasagna hecha con crêpes. Es muy rico este pastel. Resulta fácil de preparar y podemos hacer los cambios que queramos en el relleno.



     Aquí el corte, que deja ver, creo, los quesos fundidos. Pienso que es un plato bastante definitivo en el sentido de que es sencillo y muy económico. Además es muy rico, claro, si no... no sería aconsejable.


     Y, por último una foto del postre. El brownie que se "comió" la mantequilla, cubierto de crema y mermelada. Un tuneo de otra receta de Jamie. Nos gustó mucho el sabor pero la presentación no quedó demasiado bien. Quizás fue fallo mío. Bueno, lo repetiré y ya os cuento. Respecto al pastel provenzal, os animo a hacerlo porque es realmente sabroso. Muy buenos días y feliz fin de semana.


martes, 10 de noviembre de 2015

Carne encebollada con curry y granada


     Hoy una receta tan fácil que casi no es ni receta. He estado de viaje y todavía estoy aterrizando. No obstante, es un plato muy rico y os voy a dar diferentes opciones para que no digáis...

     Ingredientes:
750 grs de carne 
Dos cebollas hermosas 
Una cucharadita de curry de calidad
Aceite y sal

   Bien, falta alguna cosilla pero así me explico por el camino. Empezamos calentando el aceite y dorando en él las cebollas. Hay otra manera que es empezar dorando la carne y añadir las cebollas después. Va a depender de que os gusten las cebollas bien hechas o al dente -en cuyo caso las ponemos cuando la carne esté dorada. La carne y la cebolla tienen que dorarse y también tenemos que estar seguros de que la carne está cocida por dentro y tierna. Aquí va a depender de escojáis pollo -lo más rapido-, pavo, cerdo o ternera. Lógicamente. Yo he utilizado pavo y tarda una media horita. 

   Cuando está doradito, incorporamos el curry. Cantidad: entre una cucharadita y una cucharada. Según seáis de "currantes". A mí me gusta que sepa a curry. También salamos. Hay varias opciones para hacer el plato más o menos salsoso: añadir un poco de vino blanco, nata o leche de coco. Esta última opción es exquisita y queda de cine con el curry, ¿pega?, temo que añadamos bastantes calorías. Con la nata pasa lo mismo. Yo suelo poner vino rebajado con agua a partes iguales. No mucho, pues no me gusta demasiado caldoso pero eso va en gustos.

     Una vez hecha la carne con su curry, su salsita -de lo que sea-,  podemos acompañarla con arroz y/o plátano macho frito, o lo que os parezca. Pueden ser unas simples patatas fritas ¿por qué no? A mí con arroz y plátano me chifla. Y bueno, es el momento, ya en la fuente y fuera del fuego, de añadir la granada. Al gusto, creo que media granada es más que suficiente. Lo que yo hago es cortarla y con las manos voy separando las pepitas con delicadeza para que no se rompan. Son tan bonitas que parecen pequeñas gemas -esto me ha quedado muy fino-. 

   Os digo que mis hijos dudaron al ver la granada y después se quedaron encantadísimos. Vamos, que estaba francamente rico. Creo que no me queda más por decir. Os dejo una preciosa reflexión que leí en Lisboa y que me ha impresionado:

     "Nascer pequeno e morrer grande, é chegar a ser homem. Por isso nos deu Deus tão pouca terra para o nascimento, e tantas para a sepultura. Para nascer, pouca terra; para morrer toda a terra: para nascer, Portugal: para morrer o mundo."  (Pe. António Vieira, Sermón de San Antonio).



     Os dejo esta imagen, la fachada del monasterio de los Jerónimos, que es un clásico y un bonito recuerdo de mi viagem. Un saludo especialmente cariñoso a mis lectores portugueses y a todos en general. Ya llevamos más de 330.000 visitas. Muchas gracias y muy buenas tardes.

                              

jueves, 5 de noviembre de 2015

Huevos rellenos con bechamel


     Si os digo que nunca había tomado los huevos rellenos así, ¿me creéis? Bueno, quizás sí los había tomado y lo olvidé, lo que sí os aseguro es que nunca los había cocinado. Es curioso lo de las recetas de familia. En casa de mi madre pocas veces hacían huevos rellenos. En la de mi marido sí, y él los hace alguna vez pero siempre en frío y con mayonesa. Hablando de esto con un amigo me contaba que su abuela los hacía muy ricos... Hace unos días llega mi hija y me dice: "He tomado huevos rellenos con bechamel en casa de mi amiga Pilar y me han encantado. Se mezclan las yemas con salsa de tomate y bonito, se cubren de bechamel y se gratinan". Pues ya está la receta, ¿lo dejamos aquí? A mí me encantan las recetas telegrama para desarrollarlas después "a según". 

   El caso es que a los dos días estaba ya haciendo los huevos rellenos con bechamel. Han sido un exitazo y no pueden ser más baratos. Un poquillo elaborados porque hay que hacer salsa de tomate y salsa bechamel. Como una lasagna. Sin embargo, son mucho más fáciles. 


   No voy a enrollarme excesivamente con la elaboración porque hemos hecho salsa de tomate y bechamel -en el blog- docenas de veces. Tenemos tres partes: Cocemos los huevos 12 minutos y los pelamos. Preparamos la salsa de tomate con una cebolla y una lata de tomate triturado. Hacemos la bechamel con 50 grs de harina y medio litro de leche (añadiremos algo más de leche para aligerarla pues es de cobertura). Tengo que deciros que en vez de bonito utilicé un picadillo de tocino y chorizo que había sobrado de un caldo gallego para rellenar los huevos. Dejé el relleno más bien espesito, pensando en la bechamel. Mezclamos las yemas bien deshechas con el picadillo y unas cucharadas de salsa de tomate. Esto a ojo. 



   Yo puse dos huevos por persona, una vez rellenos, los coloqué en una fuente de horno. No me maté nada en la presentación. La verdad es que los hice un poco "de aquella manera" porque no sabía si les iban a gustar o no. Según olían, sospechaba que sí. 


   Cuando tenemos la bechamel, los cubrimos, una buena cucharada sobre cada huevo. Como uno de mis hijos se tenía que ir antes, le hice un plato aparte y lo cubrí de parmesano.


   Los demás fueron al horno, cubiertos de queso rallado corriente y moliente. Se ponen a gratinar y se calientan al tiempo. No tardan demasiado. 


   El resultado, ya os he dicho, un éxito rotundo. Hasta a mí, que no soy fan de los huevos, me han gustado mucho. Me recordaron en el sabor a las "tortillas dormidas" que hace mi madre. Los voy a hacer más veces cambiando el relleno: jamón, bonito, gambitas,... Porque además, se pueden preparar con antelación y gratinarlos en el último momento. Deciros que a la bechamel le puse sal y pimienta pero no nuez moscada por el tipo de relleno "enxebre". Y también comentaros que me parece que les irían muy bien unas patatas paja bien finitas. No se me ocurre más. Pienso que con una ensalada forman un menú bien completo. 

   Esta semana, con el puente, ha sido un poco rara. Publico hoy pues mañana me es imposible. Espero que os guste la receta y, si tenéis alguna duda, me preguntáis. Faltaría más. No me lío con la preparación de la bechamel porque os la he contado muchas veces. Muy buenos días a todos.


martes, 3 de noviembre de 2015

Tallarines con mejillones


     Esta es una receta muy simplona, de las que hago cuando no se me ocurre nada y no quiero recurrir al sempiterno pollo... En casa, hay alguno que no es fan pero a mí me gusta mucho. Tengo la suerte de que los mejillones me chiflan. Lo que hacemos no puede ser más fácil. Necesitamos:

250 grs de tallarines
Medio kilo de mejillones frescos
Salsa de tomate casera
Albahaca o perejil

     Lo primero que necesitamos es una salsa de tomate rica. Ya sabéis cómo la hago: doro una buena cebolla en aceite de oliva, añado el tomate pelado y triturado (de lata), sal, azúcar y que hierva al menos unos 20 minutos. Lo de siempre. Si os gusta añadir: ajo, pimienta, alguna hierba,... pues al gusto de cada cual. 

     Por otro lado limpiamos los mejillones y los abrimos al vapor con una hoja de laurel. Los sacamos de las cáscaras y los reservamos. Medio kilo de mejillones no ocupan mucho pero son muy sabrosos y nutritivos. Procurad no coméroslos pues son tentadores. 


     Sólo nos queda cocer la pasta al dente en agua hirviendo con sal. Si no queréis tallarines, pues hacéis otra. Eso es lo de menos. A los míos los tallarines les gustan mucho. Después unimos todo: Tallarines, salsa de tomate y mejillones. La salsa, pues 4 ó 5 cucharones o la que os parezca bien. Además añadimos unas lascas de parmesano, que se funden entre la pasta y sólo nos queda espolvorear con albahaca. De este modo es un plato "italianizante". Yo, cuando no tengo albahaca fresca, recordad que es algo mentolada, le pongo perejil. Ya sabéis que soy muy partidaria del perejil fresco, gran fuente de vitamina C. Y nos queda listo un plato muy fácil y sano, a la par que barato. En la mesa suelo poner un cuenco con queso para los muy queseros. Porque para algunos nunca es bastante. Muy buenas tardes a todos.


      Repasando el blog he visto que había puesto esta receta, casi igual, hace un par de años. ¡Vaya despiste! En todo caso, como ya está publicada, que sirva de recordatorio. Buenas tardes de nuevo.